Su incidencia se estima en un 2-7%. Algunos signos traumáticos pueden considerarse «normales», como el caput sucedaneum, el edema y las petequias de las partes procidentes en el parto, las hemorragias subconjuntivales y la hiperostosis «fisiológica».
De los traumatismos patológicos uno de los más frecuentes es la fractura de clavícula que no requiere tratamiento con excepción de reposo, sin que sea necesario colocar al niño en ninguna posición especial. También suele ser de evolución benigna el cefalohematoma.
La parálisis del facial suele producirse por la compresión sobre la apófisis mastoides. En la mayoría de los casos tiene una evolución benigna y se resuelve en 3-4 semanas, sin tratamiento. La parálisis braquial se manifiesta por la posición del brazo caído, en aproximación, rotación interna y pronación, sin movimiento (el reflejo de Moro será asimétrico).
Se debe realizar un diagnóstico diferencial con otras lesiones de hombro y brazo, así como con la seudoparálisis luética de Parrot. Las formas leves se recuperarán espontáneamente en 15-30 días. Si no se produce la curación después de este período debe instaurarse tratamiento rehabilitador por un especialista.