Radiografía de tórax

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En el momento actual, la radiografía de tórax sigue siendo uno de los métodos básicos en la exploración del tórax. Es una técnica simple de realizar, que requiere poco tiempo, es accesible y barata, el soporte de la información ocupa poco espacio y la dosis de radiación recibida por cada paciente es mínima.

Está indicada en situaciones en las que hay que descartar complicaciones o patología asociada en pacientes asmáticos o con enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Se solicitará de forma urgente en los casos de sospecha de neumonía antes de la instauración del tratamiento; el estudio radiológico de control está justificado en caso de evolución desfavorable de la neumonía.

Se realizará una radiografía de tórax en los casos de sospecha clínica de tuberculosis, en caso de viraje de la prueba de la tuberculina o en los controles de un paciente ya diagnosticado.
El estudio radiológico de tórax está justificado cuando se sospecha hipertensión arterial secundaria, pero no en los casos de hipertensión arterial esencial. Es interesante y útil su realización en los casos de insuficiencia cardíaca, para el diagnóstico y control de tratamiento, ya que para la valoración de las cavidades cardíacas es más útil el ecocardiograma.

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