La obesidad infantil es una de las enfermedades que mayor arraigo ha conseguido socialmente dentro de los últimos años. La disminución en la cantidad de ejercicio físico y el aumento en la ingesta de alimentos conocidos como comida chatarra han elevado a niveles impensados al número de niños que sufren de sobrepeso.
Hace algunos meses en México decidieron tomar al toro por las astas y reformaron la Ley General de Salud, prohibiendo el consumo de comida chatarra dentro de establecimientos educativos y obligando a los jóvenes a la realización de media hora diaria de ejercicios físicos dentro de las escuelas.
Desde la Cámara de Diputados del mencionado país norteamericano aseguraron en su momento que la medida tenía como objetivo el crecimiento sano de los niños, tanto en el aspecto físico como en el intelectual, promocionando la implementación de dietas más sanas que permitan mejorar el nivel de vida familiar.
Lo cierto es que la ingesta indiscriminada de alimentos con un alto nivel de azúcar y colesterol no sólo tiene una implicancia estética negativa, sino que repercute terriblemente sobre la salud coronaria de los jóvenes en plena formación y provoca sensaciones de malestar emocional y desgano.
El mejor camino para un crecimiento saludable tanto mental como físicamente es la implementación de una dieta rica en proteínas y con un muy bajo nivel de grasas y azúcares, lo que ayudará a un mejor desempeño neuronal y a disminuir los riesgos de complicaciones severas en la salud de los niños.
Imagen de radiocontempo