Gammagrafía tiroidea como herramienta diagnóstica de disfunciones tiroideas

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Desde la aparición de la ecografía, las indicaciones de la gammagrafía tiroidea se han limitado, pues no permite la detección de nódulos de tamaño < 1 cm y presenta una mala definición maligno/benigno. Sin embargo, sigue siendo una técnica de utilidad y elección para determinar la extensión del bocio retrosternal, detectar tiroides ectópico (sublingual, estruma ovarico), valorar restos posquirúrgicos (tiroidectomía parcial), en el seguimiento del cáncer de tiroides y estudiar bocios con dishormonogénesis.

Otras entidades en las que la gammagrafía puede ser de ayuda diagnóstica (si existen dudas) son la tiroiditis subaguda, la tiroiditis posparto y la tirotoxicosis facticia. En todas estas patologías se produce una disminución importante o total de la captación, lo que ayuda en el diagnóstico diferencial con la enfermedad de Graves que cursa con hipercaptación del trazador. En las demás situaciones su práctica se puede considerar inapropiada.

El isótopo de mayor uso actual es el tecnecio 99 (99Tc) pero por su distribución vascular no es el más adecuado para el estudio de la función tiroidea. El 131I proporciona datos más fiables y permite una aproximación al estado funcional del tiroides en los nódulos aunque tiene el inconveniente de provocar más irradiación por su larga vida media. En pediatría se utiliza el 123I que, aunque de coste más elevado, tiene una vida media más corta con lo que la irradiación es menor.

Originally posted 2008-03-28 00:24:43.

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