Tal y como indican muchos dermatólogos, si no seguimos un régimen de belleza específico cada día, al menos sí es sumamente importante seguir un adecuado tratamiento que ayude a hidratar la piel intensamente. Si tienes dudas, te explicamos en esta ocasión cómo hidratar la piel.
Aunque podemos pensar lo contrario (es muy común, por ejemplo, pensar que las pieles grasas no lo necesitan), la realidad es que cualquier tipo de piel necesita hidratación. Efectivamente, la piel está expuesta a diario a diferentes agresiones externas, cambios de clima…
Por ello tiende a ser de vital importancia nutrirla para protegerla, y calmarla para tenerla lo más tersa, suave y sedosa posible.
¿Cómo hidratar la piel paso a paso?
Por tanto, para mantener la película hidrolipídica o reconstituirla si se ha dañado demasiado es necesario tener una buena rutina de hidratación. Y es que se convierte en la mejor opción cuando deseamos simplemente disfrutar de una piel suave y tersa.
Pero antes de explicarte cómo debes hidratar tu piel paso a paso, no olvides que es de vital importancia hacerlo dentro de una rutina de cuidado de la piel, ya que es útil para saber que le estamos proporcionando todo lo que necesita.
Paso 1. Limpieza
Es posiblemente uno de los pasos más importantes, ya que si no limpiamos la piel debida y correctamente difícilmente conseguiremos hidratarla al completo.
Lo ideal es limpiar el cutis dos veces al día, una vez por la mañana y otra por la noche. La primera ayudará a eliminar cualquier rastro de impurezas (sudor o aceite principalmente), y el cabello durante la noche.
Al elegir un limpiador facial, los expertos indican que lo mejor es optar por uno suave e hidratante. En mi caso me encanta mucho el agua micelar, porque es muy suave y no necesita enjuague.
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Paso 2. Tónico y / o sérum
Aunque no es un paso esencial (hay rutinas simples en las que se pasa de la limpieza a la hidratación, y luego únicamente a la protección), se recomienda, ya que ayuda a reforzar los beneficios del limpiador, y prepara la piel para el resto de pasos.
El tónico facial, por ejemplo, es una opción sencilla para limpiar la piel y tonificarla, por lo que actúa donde el limpiador facial no habría podido hacerlo.
Sin embargo, el uso del sérum facial me gusta muchísimo, ya que está repleto de una alta concentración de ingredientes activos, motivo por el cual con una pequeña cantidad tenemos suficiente.
Si prefieres usar los dos, simplemente debes aplicarte primero la loción tónica y, seguidamente, tu sérum facial favorito. Recuerda que tendrás suficiente con una cantidad mínima.
Paso 3. Hidratación
Llegamos en esta ocasión al punto que nos interesa. Con la piel aún humedecida por el sérum, debemos utilizar una crema hidratante buena y rica. En este momento también puedes usar una crema hidratante que ayude a abordar de forma simultánea problemas específicos que pueda tener nuestra piel.
¿Cómo? Muy sencillo: buscar un humectante formulado con ingredientes adicionales que se adapten y cubran nuestras necesidades específicas.
Eso sí, lo más aconsejable es revisar la lista de ingredientes y encontrar, al menos, algunos de los siguientes ingredientes:
- Ácido hialurónico: Ayuda a rellenar la piel, a la vez que restaura la hidratación perdida.
- Ceramidas: Son ingredientes muy interesantes a la hora de crear resistencia protegiendo la barrera cutánea y la salud de la piel en general (por ejemplo, son muy importantes para quienes tienen la piel seca o problemas constantes de dermatitis atópica).
- Vitamina C: Reconocido ingrediente antioxidante, proporciona protección útil para luchar contra el estrés oxidativo y, sobre todo, la acción negativa de los radicales libres, que se encuentran relacionados con el envejecimiento prematuro. Además, estimula la formación de nuevo colágeno.
En caso de que tengas la piel grasa, o con cierta propensión al acné, no creas que puedas o debas evitar el uso diario de una crema hidratante. Como indican los dermatólogos, el lavado excesivo sin el uso apropiado de una crema acabaría desencadenando una producción excesiva de aceite en la piel.
Por tanto, no importa qué tan grasa o propensa al acné pueda sentirse nuestra piel, podría secarse sin una rehidratación adecuada, y la piel seca no es otra cosa que piel irritada.
Eso sí, quienes tienen la piel grasa sí deben buscar cremas hidratantes no comedogénicas, lo que significa que sus ingredientes no bloquean los poros ni causarán más brotes de acné.
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Básicamente debes aplicarte la crema en una cantidad equivalente a un guisante, y aplicarla a lo largo de todo el rostro, con suavidad, sin presionar demasiado.
Finalmente, y dependiendo de si se trata de una rutina de cuidado de la piel matutina o nocturna, el siguiente paso sería continuar con un buen protector solar (si vas a salir de casa), o seguir con algún tratamiento específico (por ejemplo, antiarrugas).
¿Por qué la piel necesita hidratación? ¿Por qué es tan importante?
Nuestra piel se encuentra formada por diferentes capas. La más superficial es la epidermis. Lo fundamental es saber que, en la superficie de la epidermis, hay una capa (el estrato córneo) compuesta por células unidas entre sí, por una película compuesta de agua (transpiración) y grasa (sebo).
Y es precisamente esta fina capa la que nos protege de las diferentes agresiones externas, como las bacterias, el viento, el frío, la contaminación, las impurezas… y mantiene el nivel de hidratación de la piel, evitando con ello que el agua se evapore más de lo necesario.
Existen infinidad de factores que pueden acabar contribuyendo a alterar la película hidrolipídica que protege naturalmente nuestra piel.
Si esto ocurre, esta última barrera, privada de su “abrigo” impermeable, deja escapar demasiada cantidad de agua, por lo que la piel acaba volviéndose incómoda, áspera e irritable. Es aquí donde entran las cremas hidratantes, útiles para devolverle a la piel lo que le falta para estar hidratada, bella y saludable.
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¿Cuáles son los beneficios de hidratar nuestra piel?
Como vemos, la piel es un órgano muy especial capaz de evacuar agua a través de la transpiración, pero que no puede absorberla del exterior. Por el contrario, el estrato córneo sí puede retener agua.
También es lo que ataca el agua contenida en los productos hidratantes, mientras que las sustancias grasas que entran en su composición impiden que se evapore, teniendo el tiempo suficiente para que la película hidrolipídica se reconstruya.
Si se busca hidratar la piel de forma adecuada, es imprescindible llevar a su parte más superficial agua, así como diferentes sustancias y principios activos capaces de retenerla, pero también lípidos, ya que ayudarán a restaurar la película hidrolipídica de la epidermis, y limitarán la evaporación gracias a su poder impermeabilizante.
A esto le sumamos los “factores de hidratación”, que son sustancias que permiten la fijación del agua, como podría ser el caso de los aminoácidos, sales minerales, glucosa y ácido láctico.
Y es que la piel naturalmente bien hidratada es mucho más suave, tersa y, además, tiende a reflejar mejor la luz. Así, al ser más suave y flexible, conserva su elasticidad y envejece mucho menos (al menos no lo hace tan rápidamente).
De hecho, pocas personas saben realmente que las pieles secas y deshidratadas tienden a presentar una mayor predisposición a la hora de mostrar algunos de los signos más prematuros del envejecimiento, especialmente líneas finas y arrugas. A lo que se le pueden unir otros problemas comunes, como los parches secos e irritados.
Si te ha gustado nuestra guía sobre cómo hidratar la piel, no olvides que es muy importante utilizar productos de calidad, con formulaciones completas y que cubran las necesidades específicas que tenga tu piel.