La extracción de la catarata es la intervención quirúrgica más practicada en los países desarrollados y seguramente en el mundo. La pirámide de población explica el predominio de una patología (catarata) cuya incidencia aumenta con la edad.
La influencia de la capacidad visual en la calidad de vida empuja a buscar la mejor rehabilitación visual posible. Paralelamente se intenta reducir el tiempo de estancia hospitalaria y de postoperatorio. Para conseguir estos objetivos y para conseguir costes menores, la cirugía del cristalino está en constante evolución. El objetivo es minimizar la agresión quirúrgica y anestésica. La tendencias actuales son las siguientes:
1. Anestesia tópica. La instilación de gotas de colirio anestésico proporciona una anestesia suficiente para practicar la extracción de la catarata mediante facoemulsificación. Se evitan así las complicaciones y efectos secundarios de una anestesia general o locorregional. Además, la cirugía de la catarata bajo anestesia tópica proporciona una recuperación visual más rápida.
2. Extracción del material del cristalino mediante facoemulsificación. Permite realizar la intervención a través de una incisión corneal más pequeña que muy frecuentemente no requiere ser suturada. El postoperatorio es más corto. El paciente puede reanudar sus actividades habituales en poco tiempo.
3. Colocación de una lente intraocular. Sustituye el poder refractivo del cristalino. Se usan materiales de gran biocompatibilidad.
4. Cirugía sin ingreso.