La Artritis reumatoide es definida como una enfermedad crónica que es causa de dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de función en las articulaciones. Esta puede estar acompañada tambien por la inflamación en otros órganos.
Aunque la causa de la artritis reumatoide aún es desconocida, se están produciendo importantes progresos en la investigación de los mecanismos inmunológicos inflamatorios, que llevan a la artritis y al daño en las articulaciónes.
Hay estudios recientes que demuestran en algunas personas una tendencia hereditaria a desarrollar esta enfermedad. Esta tendencia está asociada con la presencia de ciertos marcadores genéticos situados en la superficie de las células.
Esta enfermedad afecta a millones de personas en todo el mundo, el 60% de los afectados son de sexo femenino… se tienen datos en cuanto a la edad de comiénzo de esta enfermedad, estos indican edades entre 20 y los 45 años.
El diagnóstico de la artritis reumatoide puede ser difícil, ya que puede comenzar en un proceso gradual y por síntomas muy sutiles o leves. Los análisis de sangre y las radiografías pueden arrojar resultados normales durante el período inicial. Otros tipos de artritis pueden simular las manifestaciones de la reumatoide. Y en varias ocasiones, es la destreza y experiencia del médico lo esencial para establecer un diagnóstico preciso y proponer al paciente el tratamiento más apropiado. Para su diagnostico: Presencia de artritis de más de 6 semanas de duración, rigidez articular matutina prolongada, presencia de nódulos característicos en la piel, erosiones articulares visibles por radiología y la positividad analítica de un anticuerpo conocido como factor reumatoide, si bien el 25% de los pacientes con este tipo de artritis no llegan a desarrollar este factor nunca y, dicho anticuerpo, puede aparecer en sujetos que no padezcan esta enfermedad.
El tratamiento para los pacientes ha mejorado espectacularmente durante los últimos 25 años, de este modo se ofrece a la mayoría de los pacientes una mejora de sus síntomas y el mantenimiento de su capacidad funcional a niveles casi normales. No existe un tratamiento que pueda curar para la artritis reumatoide; entonces el objetivo del tratamiento es conseguir remisiones o situaciones de casi remisión de los pacientes y el mantenimiento de su capacidad funcional y por ello el mantenimiento de su calidad de vida.
El éxito del tratamiento depende en gran parte de su diagnóstico a tiempo y de una terapia agresiva o intensa antes que se produzca un deterioro funcional o un daño irreversible en las articulaciones.
Inicialmente se pueden usar drogas antiinflamatorias, pero los pacientes con artritis reumatoide que presentan entumecimiento persistente en sus articulaciones son candidatos para el tratamiento con fármacos que sean capaces de modificar el curso de la enfermedad. Entre estas drogas, estan incluidos el oro intramuscular, metotrexato, cloroquina, sulfasalacina, azatioprina y D-Penicilamina. Tambien se puede añadir pequeñas dosis de córticoesteroides para poder controlar los síntomas, mantener la funcionalidad y ayudar a ralentizar la progresión de la enfermedad. El ejercicio cumple un importante papel para mantener la función. La aplicación de calor y frío, la protección articular pueden ser factores de incidencia para disminuir el dolor.
El tratamiento óptimo de la enfermedad durante todas sus fases, depende de un abordaje multidisciplinario, así mismo se debe incluir: educación del paciente y la participación de otros agentes sanitarios, para esto deben participar reumatólogos, médicos de atención primaria, enfermería, rehabilitadores, siquiatras y cirujanos ortopédicos.
Los espectaculares resultados del reemplazamiento articular total (especialmetne en casos decadera y rodilla), puede lograr que pacientes que ya tienen la enfermedad muy avanzada, puedan conservar la movilidad y la capacidad funcional.
Originally posted 2006-12-11 14:24:43.